España quiere apostar fuerte por el vehículo eléctrico, pero los números actuales demuestran que aún queda mucho camino por recorrer. Aunque cada año crecen las matriculaciones, la meta de tener millones de eléctricos circulando para 2030 sigue siendo una aspiración lejana. ¿Qué está frenando esta transición? Más allá del precio o de la red de recarga, uno de los grandes obstáculos está en las percepciones erróneas sobre su mantenimiento y fiabilidad.
¿De verdad se estropean más? ¿Cuesta mucho mantenerlos? ¿Los talleres no están preparados? Preguntas como estas siguen generando desconfianza entre los conductores. Por eso, es más importante que nunca separar la realidad de la ficción. Porque si queremos avanzar hacia una movilidad más limpia y eficiente, primero hay que romper con los mitos que nos mantienen anclados en el pasado.
Mitos vs realidad: el mantenimiento de los coches eléctricos no es el enemigo
A pesar del crecimiento constante del parque de vehículos eléctricos en España, el país sigue lejos de cumplir su ambicioso objetivo para 2030. ¿Uno de los frenos más persistentes? Los mitos. Muchos conductores siguen creyendo que estos vehículos requieren más mantenimiento, se averían con más frecuencia o son más caros de cuidar. Nada más lejos de la realidad.
La cadena de mantenimiento Norauto, junto con los datos de GIPA, ha querido despejar la niebla que rodea a los eléctricos. Y lo ha hecho desmontando algunas de las creencias más extendidas. Aquí va un resumen con las principales verdades y mentiras que deberías conocer antes de juzgar un vehículo eléctrico por su «tallerabilidad».
Mantenimiento: menos es más
Uno de los mitos más comunes es que los coches eléctricos necesitan más revisiones. Es falso. De hecho, al carecer de muchos de los componentes típicos de un motor térmico (como aceite, bujías, filtros o correas), los eléctricos tienen un mantenimiento mucho más simple… y más barato. Claro que eso no significa que puedan olvidarse del taller: la revisión sigue siendo clave, pero suele ser menos frecuente y más sencilla.
¿Y las averías?
Aquí sí hay matices. Aunque los eléctricos no se averían más que los diésel o gasolina, sí tienen un talón de Aquiles: la batería. Su coste de sustitución es elevado y su desgaste puede acelerarse por temperaturas extremas o malos hábitos de carga. Pero, más allá de eso, los eléctricos tienen menos piezas móviles, lo que reduce notablemente el riesgo de fallos mecánicos.
Neumáticos y peso: una preocupación infundada
Muchos temen que el mayor peso de los eléctricos implique un desgaste más rápido de los neumáticos. Sin embargo, estos vehículos ya salen de fábrica con ruedas adaptadas específicamente para ese extra de carga. No es algo que deba quitarte el sueño… siempre y cuando los mantengas como es debido.
¿Están los talleres preparados?
No todos, es cierto. Pero cada vez más centros están especializándose en el mantenimiento y reparación de eléctricos. El consejo es claro: acude a talleres que cuenten con la formación y herramientas adecuadas para este tipo de vehículos. La tecnología es diferente, y el trato que debe recibir también.
Clima y autonomía: verdades incómodas
Las baterías de los coches eléctricos pueden verse afectadas por temperaturas muy extremas, especialmente el frío. Esto puede traducirse en una menor autonomía. Afortunadamente, los fabricantes ya están trabajando en soluciones tecnológicas para minimizar este efecto, y muchos modelos nuevos lo compensan con sistemas de gestión térmica avanzada.
ITV y controles: igual de exigentes
Otro mito frecuente: que los eléctricos “pasan la ITV más fácil”. Falso. No existe una normativa más laxa para ellos. Aunque los aspectos mecánicos pueden ser más simples, siguen estando sujetos a los mismos estándares de seguridad, emisiones (en este caso, cero), iluminación y frenado.
Los vehículos eléctricos no solo representan el futuro de la movilidad sostenible, también pueden suponer una ventaja para el bolsillo y la tranquilidad del conductor. Pero para que esto ocurra, es imprescindible romper con los mitos que siguen pesando sobre ellos. Un coche eléctrico bien mantenido no solo contamina menos: también puede costar menos y dar menos problemas. Y no, no te dejará tirado en cuanto bajen las temperaturas o te olvides de una revisión. Como siempre, lo importante no es el tipo de motor… sino cómo lo cuidas.