La Unión europea quiere darle un respiro al medio ambiente, reduciendo radicalmente las emisiones de CO2 de los vehículos.
De esta manera han fijado unos límites máximos muy exigentes para la próxima década. Por su parte los fabricantes han pedido que se desarrollen infraestructuras de recarga y repostaje que son necesarias para para los vehículos que usen combustibles alternativos.
La UE ha decidido poner en el punto de mira el CO2 que sale de los tubos de escape del transporte por excelencia, promoviendo una reducción de este gas a gran escala. En este caso todos los vehículos vendidos a partir de 2030 tendrán que producir un 31% menos CO2 que los vendidos a partir de 2021.Para los turismos la rebaja es del 37,5% y además se fija una reducción de ambos en 2025 de un 15%.
Como era de esperar habrá sanciones a los fabricantes que incumplan las nuevas normas, pero también habrá bonificaciones de modo que los fabricantes que consigan en 2025 que más de un 15% de los vehículos vendidos sean de cero o de bajas emisiones se les premiará con una reducción de un máximo del 5% en el cómputo de sus emisiones de CO2. Para conseguir este bonus a partir de 2030 el número de vehículos vendidos con cero o bajas emisiones tendrá que ser del 35% en turismos y del 30 en vehículos comerciales ligeros.
Obviamente los vehículos comerciales pesados no se quedan fuera. Las exigencias en este caso son parecidas a las de las furgonetas, un 15% para 20125 y un 30% para 2030. Como ya informamos, en enero de 2019 entró en vigor la norma que obligaba a que los fabricantes redacten una declaración de emisión de CO2 de casi cada vehículo pesado que vendan.
Por otra parte, también recibirán bonificaciones los vehículos pesados con cero emisiones, que contarán como dos y los que su emisión de CO2 sea inferior a 350 gramos de CO2/Km recibirán bonificaciones variables. De esta manera se espera que los fabricantes reduzcan un 3% las emisiones globales.